No es el platillo, es su versión.
- Mariana Ríos
- 15 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Cuando pensamos en una alimentación saludable, a menudo creemos que debemos eliminar ciertos platillos de nuestra vida. Sin embargo, no se trata de dejar de comer lo que nos gusta, si es un platillo muy ocasional podemos dejarlo tal cual y disfrutarlo sin problema, que por el otro lado si deseamos incluirlo más cotidianamente en nuestra vida podemos buscar versiones más nutritivas y equilibradas de esos mismos platillos.
Un ejemplo claro es la hamburguesa, un platillo que puede formar parte de una alimentación saludable si se eligen adecuadamente los ingredientes y las porciones.
Calidad de los ingredientes:
La calidad de los alimentos que elegimos es fundamental. No es lo mismo una hamburguesa con ingredientes procesados y de baja calidad que una con ingredientes frescos y nutritivos. Aquí algunos puntos clave:
Pan: En lugar de usar pan blanco, podemos optar por pan integral, que aporta más fibra y nutrientes.
Carne: En lugar de carne procesada o con alto contenido de grasa, podemos elegir carne magra o incluso una opción vegetal como una hamburguesa de lentejas o soya.
Queso: En lugar del queso procesado amarillo que conocemos, podemos optar por otros tipos de queso que igualmente se derriten y le dan sabor al platillo y que además tienen más nutrientes; Oaxaca, panela, chihuahua... la lista es grande.
Verduras: Asegurémonos de incluir una buena y variada cantidad de estas, añadiendo espinacas, pepino, zanahoria rallada, germen de trigo, etc., además del tradicional jitomate, cebolla y lechuga.
Cantidad y equilibrio:
Además de la calidad, la cantidad y el equilibrio de los alimentos en nuestro platillo son importantes. Una hamburguesa puede considerarse "equilibrada" porque incluye todos los grupos de alimentos, sin embargo hay que tener cuidado con estos alimentos, como ya te mencione antes.
En el caso de las grasas en lugar de ponerle mayonesa podemos optar por añadir aguacate o una salsa a base de yogurt preparada por nosotros mismos.
Imagina dos versiones de una hamburguesa:
Versión común:
Pan blanco.
Carne de res con alto contenido de grasa.
Una hoja de lechuga.
Una rodaja de jitomate.
Dos rodajas de cebolla.
Queso procesado.
Mayonesa.
Versión nueva:
Pan integral.
Carne magra de res o de lentejas.
Espinacas frescas.
Jitomate en rodajas generosas.
Cebolla morada y pepino en rodajas.
Queso bajo en grasa o queso feta.
Salsa de yogur con hierbas.
En esta versión nueva, hemos incrementado la cantidad y calidad de los vegetales, elegido un pan con más fibra, y optado por una fuente de proteínas más saludable. Además, hemos sustituido las grasas por opciones más completas.
La clave para una alimentación saludable no está en eliminar platillos, sino en soltar la imaginación y transformar una versión en sus otras muchas más versiones. Al hacer pequeños cambios en la calidad y cantidad de los ingredientes, podemos disfrutar de nuestros platillos favoritos de una manera más nutritiva y balanceada. Así, podemos seguir disfrutando de la comida que nos gusta mientras cuidamos nuestra salud y bienestar.






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