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Confesiones de una nutri.

  • Mariana Ríos
  • 16 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

Ser nutrióloga, nutricionista o dietista lleva en si ya una imagen física ante la sociedad y ni hablar del estilo de alimentación que llevamos. Tanto es así que en las fiestas no faltan los comentarios sobre "no te fijes en los platos de los demás" o "no nos juzgues" y hasta aquellos que dicen "eso vas a comer...", cuando en muchas ocasiones, y mi caso es uno, no nos importa lo que estés comiendo y si lo que está en mi plato es balanceado o no... estamos en una fiesta, no me voy a poner a controlar a todos los que están en el lugar. Y es que todos los profesionales deberíamos ser capaces de diferenciar el ambiente de trabajo (profesional-paciente o cliente) y los eventos sociales, familiares.


Nosotros también vamos a pasarla bien, disfrutar de la comida y la compañía, y ante esos comentarios hay 3 opciones: fingir no haber escuchado, ponernos a la defensiva o bromear y dejar ir el comentario, evitando así que el momento se nuble por comentarios y creencias que la sociedad nos ha hecho adoptar y que lo cierto es que no vamos a cambiar porque no es el lugar ni la intención.


Y es que si, en mi caso seré nutrióloga pero igualmente hay alimentos que por más que sepa sus beneficios elijo no consumir o aquellos que son complementos del "sabor" pero igualmente no consumo. Ejemplo son todos los aderezos que agregamos a las ensaladas o las hamburguesas como kétchup, mostaza, mayonesa. Si me dan a escoger entre una ensalada cruda con limón y sal o con aderezo mil islas... elegiré la primera e incluso sin limón, me gusta el sabor natural. Y esto no me hace mejor o peor que los demás es simplemente mis preferencias y gustos.


Otro caso, y en el que me declaro culpable, es el comer cosas dulces. Si para ti es el café el que te despierta en la mañana y te ayuda en tu día a día, bueno el chocolate es mi café. Que he llegado a abusar de el... Si. Que llegue a sentir culpa... Si, yo también tuve mi temporada de perfeccionismo. Pero aprendiendo más, escuchando a mi cuerpo y siendo comprensiva conmigo porque SOY HUMANA y una carrera o título no me definen como persona, he dejado de sentir culpa.


Lo que quiero que veas con este blog es que los nutriólogos también son humanos que caen ante las tentaciones, que van a fiestas, que toman, que aprenden. Por eso estas confesiones:


-Los nutriólogos también comemos comida menos saludable.

-Los nutriólogos también tomamos alcohol.

-Los nutriólogos también nos llegamos a desvelar o dormir tarde.

-Los nutriólogos también tomamos refresco.

-Los nutriólogos también comemos pastel.

-Los nutriólogos también tenemos días en que no comemos fruta.

-Los nutriólogos también comemos pan blanco y dulce.

-Los nutriólogos también llegamos a tener flojera de cocinar.

-Los nutriólogos también subimos de peso.

-Los nutriólogos también nos tomamos días libres del gimnasio o ejercicio.

-Los nutriólogos también llegamos a comer de más.

-Los nutriólogos también aprendimos a comer.

-Los nutriólogos también cambiamos nuestros hábitos con el tiempo.

-Los nutriólogos también sanamos nuestra relación con la comida y el cuerpo.

-Los nutriólogos también aprendemos de nuestros clientes (pacientes).


Estos y muchos más son lo que también pasamos porque... somos humanos como tú. No somos perfectos y nuestra alimentación tampoco lo es, la diferencia está en la relación que llevamos con la comida y nuestro cuerpo, relación que TODOS pueden mejorar, no se limita a estudiar una carrera y para eso estamos.


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